PREMIOS ALQUITARA DE LA MUSICA


PREMIO ALQUITARA DE LA MÚSICA 2010

Buenas noches a todos.

Gracias por venir y acompañarnos en el disfrute de esta semana grande y especial que es el Festival Internacional de Blues de Béjar.
Antes de dar paso al concierto de esta noche, permitidme que dedique unos breves minutos para hacer un pequeño acto de homenaje a quienes hace ya bastante décadas nos precedieron en traer a nuestra ciudad nuevos modos y nuevas maneras de entender la música popular.
El momento y la imagen a la que les quiero transportar es la de los años sesenta, una década en la que muchos de los que nos encontramos aquí estábamos literalmente naciendo. Y otros ni siquiera eso, llegasteis bastante después. Eran unos tiempos muy distintos de los de ahora, en todos los sentidos, incluidos los musicales, por eso seguramente tenga más mérito aún que nuestros homenajeados fueran pioneros y descubridores de nuevos territorios que los bejaranos de entonces, por encima de una determinada edad y mentalidad, consideraban territorios bárbaros y hasta peligrosos.
Lo que hoy llamamos globalización y nos resulta tan común, comenzó en Béjar y en la música popular chapurreando cuatro palabras en inglés de andar por casa, algo tan heterodoxo para las buenas costumbres como tocar aquellas primeras guitarras eléctricas. Peor aún era que aquellos jóvenes rebeldes no cultivaban las castizas coplas y los españolísimos pasodobles, sino aquella música ratonera y desagradable, venida de fuera, a la que llamaban rock and roll, que tenía mucho de pop cándido y melodioso, cuando no se quedaba en romántica balada italiana
Béjar estaba en esos años en un esplendor industrial y laboral que casaba bien con estas músicas urbanas. Béjar era la Mánchester de las Castillas, pero gracias a estos pioneros también fue la Liverpool de las Castillas. La adelantada de nuestra región que trajo los flequillos generosos, ruina de los peluqueros, y los pantalones vaqueros, que tan mal se llevaban con el buen paño de Béjar.
Aquellos primeros aires frescos los trajeron dos conjuntos, como entonces se decía, de jovencísimos bejaranos que rompieron moldes y fueron nuestros Beatles, nuestros Rolling Stones, nuestros Animals, nuestros Brincos y nuestros Bravos. No sobrepasaban entonces los veinte años y su edad dorada tuvo la misma duración que la de las rosas, pero también la misma hermosura.
El Festival Internacional de Blues de Béjar quiere ser agradecido con quienes abrieron las puertas de nuestra ciudad a esa música que nació en el delta del Misisipí y se hizo mayor en Chicago, para recalar cada verano en El Castañar.
Estas breves palabras de homenaje y recuerdo están dirigidas a aquellos dos conjuntos que se llamaron Los Abejas y Los Arlequines, a quienes la memoria bejarana les debía un tributo de agradecimiento de quienes nos consideramos sus hijos y discípulos, porque con su curiosidad, su atrevimiento y su virtud musical nos enseñaron que el mundo es ancho y que había otros árboles y otras frutas exóticas que los que se cultivaban en nuestras huertas.
Los Abejas y Los Arlequines apenas llegaron a los años setenta y dieron paso a otros grupos y formaciones musicales en nuestra ciudad, pero nos dejaron en el recuerdo el olor de aquella primera rosa, la que nunca se olvida, la rosa del primer rock and roll que se escuchó en nuestra ciudad.
Para ellos hemos querido que fueran estos primeros Premios Alquitara de la Música con los que cada año el Festival Internacional de Blues de Béjar hará memoria de nuestra historia musical.
Le pido un fuerte aplauso para estos dos maestros de nuestra educación musical que son Quique Rotea, miembro fundador de Los Abejas, y Rafa Hidalgo, que lo fue de Los Arlequines.
Béjar, 14 de julio de 2010
XI Festival Internacional de Blues

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